sábado, 30 de marzo de 2019

Aureliano Babilonia


Aureliano Babilonia



Hijo de Meme y Mauricio Babilonia. Es entregado en una canasta a Fernanda poco antes de la masacre de las bananeras. Todos desconocen sus raíces, exceptuando la monja que lo llevó, Fernanda y Aureliano Segundo. Contemporáneo de Amaranta Úrsula la cual es enviada años después al colegio privado pero él se queda en casa descubriendo el mundo con sus abuelas. Amaranta Ursula y Aureliano recordarían la época del diluvio como algo feliz. Juntos descuartizaban lagartos, saltaban en el patio y tomaron a Úrsula como una muñeca decrepita; le pintaban la cara y una vez casi le sacan los ojos con unas tijeras.
Una vez lo encuentra Úrsula en el cuarto de Meme al que había sido recluido y preguntando ella quien se le responde que Aureliano Buendía, confundiéndolo ella con coronel, diciéndole entonces que es hora de que aprenda platería. Desde aquí Úrsula ya no recobra la razón. Él a medida que crece se vuelve ensimismado, prefiriendo el encierro y la soledad.
Cuando Úrsula hizo abrir la puerta del cuarto de Melquiades donde estaba José Arcadio Segundo, empezó a hablar con él durante un tiempo. Una vez José Arcadio Segundo le escuchó hablar de la masacre cuando alguien en la mesa dijo que el pueblo se hundió en la miseria porque se había ido la compañía y él contradijo diciendo que Macondo era prospero hasta que esta llego; que por eludir las cuestiones con los trabajadores los ingenieros llamaron la lluvia de casi cinco años. Fernanda se convenció aquí de que heredó los instintos anarquistas de Aureliano Buendía. José Arcadio segundo era el más lúcido en aquel tiempo; le enseñó a Aureliano a leer y escribir, lo inició en el estudio de los pergaminos y le inculcó una versión tan personal de lo que fue la compañía bananera para Macondo, que años después al estar fuera en el mundo se sorprende de que la historia haya sido contada en los libros radicalmente diferente.
José Arcadio Segundo y Aureliano recuerdan la visión atávica de un anciano de espalda a la ventana con un sombrero, Melquiades. Ambos se dan cuenta al mismo tiempo que en el cuarto siempre es un lunes de marzo. Comprenden que José Arcadio Buendía no estaba tan loco como decía la familia y que era el único con bastante lucidez para descubrir que el tiempo tenía percances y accidentes y que podía astillarse y dejar un cuarto en una fracción eternizada. José Arcadio Segundo había logrado clasificar las letras cripticas y Aureliano recuerda que vio algo así en la enciclopedia inglesa que le mostraba Aureliano Segundo. No salió del cuarto de Melquiades después de la muerte de José Arcadio segundo. Se aprendió tantas cosas que llegó a saber más de la época medieval que del presente. Sofía le llevaba café y luego arroz con tajadas que era lo único que se comía desde muerte Aureliano Segundo. Ningún hijo de coronel Aureliano Buendía se le pareció más que Aureliano. Como le sucedía a Úrsula con Aureliano Segundo, pensaba Sofía que Aureliano hablaba solo. Hablaba en realidad con Melquiades. Después de clasificar el alfabeto de pergaminos él le preguntó si sabía qué era, a lo que Aureliano responde que Sanscrito. Melquiades dice que es poco probable que vuelva a aparecérsele pues ya va a una muerte definitiva. Le dice que en unos años podrá estudiar los pergaminos y que pronto se cumplirá un siglo para ser descifrados; le dice donde conseguir un libro de sanscrito, así que consigue dinero de la venta de un pescado de oro que solo Sofía y él sabían  dónde estaba desde el día en que llegaron soldados buscando a José Arcadio Segundo. Melquiades se va desvaneciendo y lo último que dice es que ha “muerto de fiebre en los médanos de Singapur”. El cuarto se empieza a hacer entonces vulnerable a todo.
Cuando Sofía decide irse le da catorce pescaditos de oro. Fernanda no pude hacer oficios de la cocina así que él se encarga de ello. Ambos eran los únicos en casa, pero no compartía Aureliano y Fernanda la soledad, cada uno vivía la suya. Pasó 3 años desde que Sofía le consiguió el libro de gramática para poder traducir el primer pliego. Aureliano decide ir entonces por otros libros pero no sabe cómo pedirle permiso a Fernanda. Se la pasa horas pensando en esto hasta que una vez se corta cabello que estaba en los hombros, se afeita, se arregla y la espera en el comedor. La encuentra con aquel atuendo de reina que Aureliano Segundo había guardado en el baúl. No estaba loca, solo había convertido los atuendos en una máquina de recordar. Cuando encuentra a Aureliano le niega la salida, y este, por la costumbre de años, se le marchitó el espíritu rebelde. Encuentra esa noche en el fuego la comida que le había servido, así que se asoma y la ve tirada en la cama con cara de marfil, muerta.
Cuatro meses después cuando llega José Arcadio la encuentra conservada, pues Aureliano había realizado el truco de prender mercurio para que el cuerpo se conservara. JoséArcadio no dice nada, da un beso en la frente a su madre y lee una carta donde ella se había desahogado. En la tercera página se detiene y mira a Aureliano “con que tú eres el bastardo”. Él responde que es Aureliano Buendía. Le dice que se vaya a su cuarto y Aureliano obedece. Lo único que escucha de José Arcadio es cómo camina por los dormitorios.
Una vez saca el penúltimo pez de oro y va a comprar un libro. No le interesa nada del pueblo pues  este está solitario, con las calles desiertas y las casas desoladas. Va a librería y encuentra rápidamente cinco libros de los que le habló Melquiades. El que lo atiende es un canoso de cabellos hermosos y ojos azules que se mostraban como si hubiese leído todos los libros. Le devuelve los libros para que los lleve junto al pez pues considera una locura leer eso que escogió. José Arcadio se sorprende de que Aureliano sepa inglés y de Roma; no hablan nada pero aquel acercamiento les permite sobrellevar mejor sus soledades que a la vez los separan. Se sorprende también de que Aureliano ría, y de que hasta sea capaz de sentirse mal por la miseria del cuarto de Melquiades. Este empieza a leer en el corredor y a recibir cartas de Amaranta Úrsula. Una mañana él y José Arcadio se sorprende por un ruido en la puerta: es Aureliano Amador, ya anciano, con un rostro de miedo. Ellos no lo reconocen así que no le dejan entrar. Afuera presenciaron cómo dos policías que le habían seguido por años le disparan dos tiros en la cruz de ceniza de su frente.
José Arcadio estaba esperando la noticia de un trasatlántico que saliera para Nápoles. Quería dejarle un negocio a Aureliano antes de irse. Una mañana mientras flotaba en la alberca, los cuatro chicos entraron por entre las tejas y lo ahogaron para llevarse el oro que solo ellos sabían dónde estaba escondido. Aureliano lo extraña al no verlo en la cocina y lo busca hasta que lo encuentra muerto. Solo allí se dio cuenta de que estaba empezando a quererlo.
La llegada de Amaranta Úrsula le afecta. Empieza a recorrer el pueblo más que con asombro con un algo científico. Examina las casas en ruinas con alambrado roto y oxidado en las ventanas por los pájaros que entraban durante la ola de calor a morir dentro. La vieja piscina gringa estaba llena de zapatos cuando visitó el lugar. El esqueleto de un perro alemán estaba aun amarrado. Un teléfono que sonaba y sonaba es descolgado por él, respondiendo que la huelga ya pasó a la voz de una mujer, que fueron más de tres mil y fueron echados todos al mar, que la bananera se había ido y que desde hacía muchos años no había habido paz. Recorre también el barrio de la tolerancia donde antes se quemaban billetes. Nadie recuerda a los Buendía ni siquiera al coronel, a excepción de un viejo negro. Su bisnieta, nigromante, les cocina.  Después de que muere el viejo, él habla con ella hasta que le hace caer en cuenta que le espanta la clientela.
Aureliano seguía siendo virgen cuando Amaranta Úrsula había vuelto. Una vez cuando escucha que hacen el amor Gastón y Amaranta Úrsula, le pide una moneda y le paga a la negra. Desde ahí se vuelven Amantes por su “gran poder”, según ella. Ella empezó a hacerse ilusión de amor hasta que él le confesó su amor por Amaranta Úrsula. Aureliano no es capaz de leer con las risas de la pareja. Una vez va a librería y encuentra a cuatro jóvenes hablando sobre el exterminio de las cucarachas en la edad media: se vuelve amigos de ellos (Álvaro, German, Alfonso y Gabriel). Fueron sus únicos amigos; sus discusiones que iniciaban en la librería y terminaban en los burdeles al amanecer fueron para él una revelación. No había pensado hasta el momento que la literatura fuera el mejor juguete inventado para burlarse de la gente. Encuentra en el burdelito al que iba la cura para la timidez.
Se sentía más vinculado con Gabriel desde que habló del coronel Aureliano Buendía y Gabriel no pensó que fuera una broma. Incluso la dueña burdel dice que fue un personaje inventado por el gobierno para matar a los liberales. No ponía ello en duda pues su bisabuelo fue amigo de él, Gerineldo Márquez. La relación estaba fundada en la complicidad, en hechos reales que nadie creía y que habían afectado su vida hasta el punto de dejarlos en un mundo acabado del cual solo quedaba la nostalgia. No había vuelto al cuarto hasta que se dio cuenta de que el tiempo alcanzaba para hacer de todo. Por esa época Gastón estaba pendiente de la llegada de la avioneta; Amaranta Úrsula entra una vez al cuarto y le empieza a preguntar por los pergaminos a lo que él empieza a hablar del tiempo como algo para descifrar como las letras de papel vistas a través de una luz. Le agarra una mano y ella un dedo pero de manera inocente. Pensó una vez que Gastón no era un tonto, que no contradecía a Amaranta Úrsula para que en algún momento en su desilusión ella misma decidiera empacar sus maletas. Una vez que Amaranta Úrsula se corta un dedo él va a chupar la sangre de su mano y es cuando le confiesa su amor. Ella le dice que es un bruto y que se irá a Bruselas.
Álvaro una vez lleva la noticia a librería de un burdel zoológico. Al ir, allí está PilarTernera que después de 145 años dejó de contarlos. Reconoció a Aureliano por el parecido con el coronel. Ella terminó viviendo en un tiempo estático y de los recuerdos. Aureliano se refugió en la ternura y comprensión de ella. Aquel burdel era el sitio donde siempre quiso estar mientras estuvo en cautiverio. Sus amigos están por ahí por el burdel y esto permitió que no le diera duro cuando Amaranta Úrsula lo rechazó; él empieza a llorar y Pilar le pregunta que “quien es”. Pilar ríe; una vida entera de leer naipes ya había permitido conocer a la familia Buendía y saber que todo se repetía. Ella le dice que no se preocupe, que en cualquier parte que este le está esperando. Cuando está en su cuarto ella pasa en bata y toalla. Él va hasta el cuarto de ella y la desnuda forcejeando. Gastón está en un cuarto contiguo escribiendo. Ella no hace ruido pero se resiste hasta que la lucha poco a poco sede.
El sabio catalán había vendido la librería y se fue a la aldea donde había nacido. Aureliano ayudaba a Gabriel a llenar formularios para concursos de viajes a Paris, en casa, donde su sigilosa novia Mercedes. El pueblo era tan inactivo que cuando se iba a ir a Paris tuvo que ponerle la mano al tren para que se detuviera. A pesar de la soledad y abandono de Macondo, Aureliano y Amaranta Úrsula eran los seres más felices de todos. Gastón se había ido a Bruselas por miedo a que los alemanes propusieran un mejor negocio. Ellos hacían el amor a escondidas de Gastón cuando este estaba. Cerraron después de su ida la casa. Empezaron a estar como quiso Remedios, la bella: desnudos. Solo tenía contacto por el sabio catalán y las noticias de Gabriel por partes de la boticaria Mercedes. Cuando Pilar murió estaban esperando un bebé Aureliano y Amaranta Úrsula. Consuela a Amaranta Úrsula después de que Gastón en las cartas pareciera indiferente hacia ella al confesarle la relación que tenía con Aureliano. Amaranta Úrsula adoptó la costumbre de sentarse en el corredor después de almorzar, con Aureliano, mirándose fijamente. Entonces la preocupación por el futuro los devuelve al pasado, en la época de lluvia, en los pantanos del patio, matando lagartos para colgárselos a Úrsula, o enterrarla viva. Amaranta Úrsula recuerda la vez en que entró al taller de platería y su madre (Fernanda) le dijo que Aureliano no era hijo de nadie. Empezaron a pensar y llegaron solo a conclusión que no podía ser hijo de Fernanda. Pensaron que podría serlo de Petra y horrorizado por ser amante de su hermana va a buscar los registros a la casa cural. La más antigua que encuentra es la de Amaranta bautizada por la época en que el padre hacia trucos con chocolate para levita. El párroco pregunta su nombre y dice que no se preocupe que por la época era normal poner nombre de calles a los hijos. Aureliano enojado le dice que él (el padre) tampoco cree en las guerras perdidas del coronel, ni en los tres mil muertos arrojados al mar. El párroco solo dice que está seguro de que ellos dos existen en ese momento. Amaranta Úrsula y Aureliano terminan aceptando la versión de la canasta.
Amaranta Úrsula se la pasaba tejiendo y él escribiendo cartas al catalán hasta que una vez llega una especial y no quiere leerla porque se da cuenta que no es la letra de él y deduce lo que puede decir; desde ahí no vuelven a llegar. Solían escuchar ambos a todos los muertos de la casa. Cuando nace el hijo Amaranta Úrsula ve que es macizo y voluntarioso como los José Arcadio, con los ojos abiertos y clarividentes de los Aureliano, predispuesto a empezar la estirpe otra vez desde el principio y purificada de sus vicios perniciosos y su vocación solitaria, pues era el único concebido por amor. Amaranta Úrsula muere desangrada en el parto. Desde aquel momento se dio cuenta lo tanto que añoraba a sus amigos. Fue donde Mercedes pero allí había ya una carpintería. Lloró en antigua librería lo que no lloró por el catalán cuando murió por no romper el hechizo de amor. Va y se emborracha en una taberna y en la plaza es auxiliado por Nigromanta que lo lleva a la casa. Cuando despierta no ve al niño en la canasta y piensa que Amaranta Úrsula ha vuelto de la muerte. Va al comedor y ve la olla y todo lo del parto. Se sienta en la mecedora con el que había llegado Remedios, donde Amaranta jugaba con Gerineldo a las damas y donde Amaranta Úrsula cocía ropa niño. Allí no soporto todo el peso abrumador del pasado. Ve entonces al niño que es llevado por las hormigas rojas pero no hace nada más pues de repente se le revela el epígrafe de los pergaminos. Nunca fue más lúcido que cuando olvidó a los muertos y se encerró en el cuarto con tablas como en la época de Fernanda, pues sabía que en los pergaminos estaba escrito su destino. Los lee como si estuvieran en castellano. Es la historia de la familia escrita por Melquíades hasta en sus detalles más triviales con cien años de anticipación. Melquiades había ordenado los hechos no en los tiempos de los hombres sino un siglo de episodios cotidianos de modo que coexistieran en un instante. Empieza a leer todo y se salta hasta la parte donde es concebido entre alacranes y mariposas amarillas. Se da cuenta que Amaranta Úrsula es su tía y que el pirata Francis Drake había atacado Riohacha solo para que ellos se buscaran entre los laberintos más intrincados de la sangre hasta crear el animal mitológico que daría fin a su estirpe. Se salta páginas para leer justo lo que estaba viviendo, como si estuviera frente a un espejo. Da otro salto para anticipar su muerte pero ya se da cuenta que no saldrá de aquel cuarto pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) estaría borrada de la memoria de los hombres cuando él terminara de descifrar pergaminos, y que todo lo que había en ellos era irrepetible para siempre, pues las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

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