José Arcadio
Hijo
mayor de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguaràn. Nació durante el éxodo de estos, en
medio de la sierra. Es de carácter voluntarioso como su padre y tiene el mismo
crecimiento físico que este, aunque a los catorce años ya se veía con falta de
imaginación. Siendo adolescente escucha las historias de Melquiades junto a su hermano y aquella escena se quedaría tan
grabada en su memoria que sería transmitida a toda su descendencia. Úrsula una
vez le ve el pene tan grande que piensa que es tan anormal como una cola de
cerdo, así que llama a Pilar Ternera para que lo
examine y a él le queda gustando cuando esta lo manosea. Empieza a frecuentar a
Pilar de noche, a escondidas, y al regresar su
hermano menor, Aureliano Buendía, le está
esperando para que le cuente sus peripecias. Cuando se entera de que Pilar
Ternera va a tener un hijo suyo se asusta así que cuando regresan los gitanos
decide irse con una.
Después
de muchos años regresa muy corpulento y con todo el cuerpo tatuado, hablando la
jerga marinera. Va directamente a saludar a Úrsula y duerme durante tres días. Se va a la tienda de Catarino y se rifa él mismo a
las mujeres del lugar para que tengan sexo con él. Aureliano Buendía, trata
de revivir los momentos de su infancia con su hermano pero ya no recuerda nada
porque tiene muchas cosas de su vida sobre el mar en su memoria. Cuenta que le
había dado la vuelta al mundo sesenta y cinco veces con marineros apátridas,
historias de otros países como cuando estuvo a la deriva en el mar de Japón y
comió carne humana de un compañero muerto. Arcadio,
su hijo, medio contestaba las preguntas que él le hacía sin saber que era su
padre. Rebeca empezaba a sucumbir ante él,
dejando de lado por esta época a Pietro Crespi.
Lo busca una vez en su cuarto y duerme con él, casándose a los tres días sin
preocupación por no ser hermanos de sangre. Úrsula le prohíbe a ambos la entrada de la casa, así que alquilan una frente al
cementerio. Aureliano Buendía se preocupa por el matrimonio comprándoles objetos para la casa hasta que este
se va a la guerra.
Cuando
Arcadio es nombrado jefe civil y militar al irse
el Coronel Aureliano Buendía, Santa Sofía de la piedad,
su pareja, va a tener un hijo suyo. Los únicos que se enteraron de esto fueron
José Arcadio y Rebeca, con los que había entablado relaciones íntimas. Arcadio le dice a su padre que ha sido denunciado por
robar tierras al ir arando poco a poco más allá de su predio, pero lo que hará
no es justicia sino montar una oficina registro de propiedad para que él
legalice los títulos de tierras que tiene.
Cuando el Coronel Aureliano Buendía,
iba a ser fusilado por el pelotón en el cementerio, le salva con una escopeta
diciéndole a los amenazados que una nueva guerra había iniciado en otra parte.
Tiempo después, cuando su hermano vuelve triunfante, se va con Rebeca a la casa
que había sido de su hijo Arcadio. Cuatro amigas Moscote empiezan a ir de nuevo
a la casa para bordar con su esposa y él continua disfrutando de las tierras
robadas legalizadas ya por el gobierno conservador.
Una
tarde, ante la amenaza de tormenta, volvió temprano a casa, saludó a Rebeca en
el comedor, amarró los perros, colgó los conejos en la cocina y fue al dormitorio a cambiarse de
ropa. Rebeca declaró que después de ello
ella se encerró en el baño y no se dio cuenta de nada. Su asesinato tal vez fue
el único misterio que nunca se conoció. Tan pronto se cerró la puerta del
dormitorio sonó pistoletazo. Un hilo de sangre salió de la casa y recorrió
Macondo hasta ir a parar a la cocina donde estaba Úrsula. Ella sigue el rastro
hasta ir a parar donde José Arcadio muerto, sin herida alguna y con la sangre
brotando de un oído. Tuvieron que enterrarlo en un ataúd especial pues el olor
a pólvora se sentía incluso en aquel féretro. Incluso después de que la
compañía bananera cubriera de hormigón su tumba seguía aquel olor.
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